Cosas grises y desagradables que gustan. La música a menudo posee un poderoso impacto emocional. Puede evocar recuerdos olvidados hace mucho tiempo, transportarnos a un tiempo y lugar diferentes, o inhibir nuestra autoexpresión. Con esta emoción a menudo viene la agridulzura, una mezcla de alegría y tristeza que no se puede comunicar completamente solo con palabras. Ya sea que estemos escuchando viejos clásicos o los últimos éxitos top 40, la música nunca deja de dejarnos preguntándonos sobre los momentos que inspiraron su creación y llenan a los oyentes con algo extraordinario. Como las emociones transmitidas por la música nunca pueden desaparecer realmente, la sensación agridulce de nostalgia permanece entrelazada con admiración.